Vacaciones, calor, agua son la combinación perfecta para que las bacterias campen a sus anchas y hagan ‘su particular agosto’ en los más pequeños de la casa. Los niños son los que más sufren las infecciones de oído porque sus trompas de Eustaquio son más cortas y rectas que la de los adultos. Esta característica es la que hace más difícil el drenaje de agua hacia afuera del oído, incluso en condiciones normales.
Las infecciones de oído que se producen se deben a una bacteria y, frecuentemente, aparecen después de que el niño tenga una infección de garganta normalmente. Si tu hijo ha pasado por ello, debes estar alerta.
Durante el verano los niños frecuentan playas y piscinas, y se acumula agua en sus aparatos auditivos, lo que favorece la aparición de infecciones.
(A esta patología también se le llama otitis, que es la infección producida en el oído medio: el espacio lleno de aire situado detrás del tímpano que contiene los pequeños huesos vibratorios del oído).
Las otitis producen dolor en los pequeños e incomodidad y preocupación en sus padres o en los adultos que los atiendan. A partir de aquí surgen preguntas del tipo:
Deberías fijarte en las siguientes situaciones que pueden ser indicativas:
Cuando aparecen los siguientes síntomas:
Importante: El Doctor Francisco Javier Cervera, especialista del Departamento de Otorrinolaringología de la Clínica Universidad de Navarra asevera: “es preciso realizar una exploración completa de cabeza y cuello para identificar factores que predispongan a padecer este tipo de problema.
Como siempre decimos y no nos cansamos: siempre es mejor prevenir, antes que curar.