Infecciones de oído en niños

Viernes 30 de Junio de 2023

 

 

 

Vacaciones, calor, agua son la combinación perfecta para que las bacterias campen a sus anchas y hagan ‘su particular agosto’ en los más pequeños de la casa. Los niños son los que más sufren las infecciones de oído porque sus trompas de Eustaquio son más cortas y rectas que la de los adultos. Esta característica es la que hace más difícil el drenaje de agua hacia afuera del oído, incluso en condiciones normales.

Las infecciones de oído que se producen se deben a una bacteria y, frecuentemente, aparecen después de que el niño tenga una infección de garganta normalmente. Si tu hijo ha pasado por ello, debes estar alerta.

Durante el verano los niños frecuentan playas y piscinas, y se acumula agua en sus aparatos auditivos, lo que favorece la aparición de infecciones.

(A esta patología también se le llama otitis, que es la infección producida en el oído medio: el espacio lleno de aire situado detrás del tímpano que contiene los pequeños huesos vibratorios del oído).

Las otitis producen dolor en los pequeños e incomodidad y preocupación en sus padres o en los adultos que los atiendan. A partir de aquí surgen preguntas del tipo:

 

  • ¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene una infección de oído?

 

Deberías fijarte en las siguientes situaciones que pueden ser indicativas:

  • Lleva las manos a la oreja/s y se tira de ella/s.
  • Siente molestias y llora.
  • No puede dormir.
  • Tiene fiebre (especialmente en bebés y niños pequeños).
  • Le sale líquido del oído.
  • Se mueve torpemente o pierde el equilibrio.
  • No escucha ante sonidos suaves.

 

  • ¿Cómo actúo si mi hijo tiene una infección de oído?

 

  • Es importante acudir al pediatra o médico de familia.
  • Normalmente recomiendan administrar analgésicos, como el ibuprofeno, antiinflamatorios y gotas de antibióticos directamente en el oído, que ayudan a paliar la fiebre y el dolor.

 

  • ¿Cuándo se debe acudir a un servicio de urgencias?

Cuando aparecen los siguientes síntomas:

  • Mareos.
  • Vómitos.
  • Supuración de sangre en el oído.
  • Dolor de cabeza intenso.
  • Rigidez en el cuello.
  • Picazón continua en el oído o en el canal auditivo.
  • Pérdida o disminución de la audición en un oído, o en ambos.

 

Importante: El Doctor Francisco Javier Cervera, especialista del Departamento de Otorrinolaringología de la Clínica Universidad de Navarra asevera: “es preciso realizar una exploración completa de cabeza y cuello para identificar factores que predispongan a padecer este tipo de problema.

Como siempre decimos y no nos cansamos: siempre es mejor prevenir, antes que curar.